viernes, 12 de diciembre de 2008

Pareja de brasileños


Sorry, ¿Conoce Chile?

Sumergidos en una cultura completamente diferente, los extranjeros quieren conocer nuestras costumbres y tradiciones, pero no se despegan de las suyas.
Dos brasileños llegan a Chile y no se quieren volver, se han enamorado de sus empanadas.

Ojos grandes y abiertos, piel morena y sonrisa radiante. Es como si un aire caribeño le siguiera sus pasos, y el ritmo de sus movimientos no se perdiera jamás.
De su mano un hombre, su compañero fiel, idénticos en piel y aire.

Observan cada detalle con atención, como si fuera el único en su especie. No llevan bolsas con compras, sino que las bolsas los llevan a ellos.
“Ha sido un día ajetreado”, dice Clariña con su acento portugués y reluciendo sus blancos dientes. “Llegamos hace cinco días y no hemos parado”,
Casados, 30 años, sin hijos, brasileños, cariocas, felices, gozadores y viajeros.

Están en el Patio Bellavista, entran a un restaurante, se sienta afuera, dejan las bolsas a un lado, despejan todo y sobre la mesa ocupando casi todo el espacio sólo hay lugar para lo más preciado e importante que posee un turista: su mapa.
Antes del pedido, planean su día siguiente y averiguan cómo pueden llegar a sus deseados destinos. A su lado una pareja de jóvenes chilenos les da una mano y les apuntan en el mapa en qué metro se tiene que bajar para ir a conocer La Moneda.

Cuando llega la mesera les trae la carta y ambos la miran, luego bombardean a la joven con nombres de verduras, carnes y pastas que no conocían. Luego les traen un plato a cada uno, con sus respectivos cubiertos. Llega la mesera y les entrega su pedido; en un día de noviembre, a las ocho de la noche, mientras los alter hours comienzan a llenarse y la luz del día baja su intensidad, ellos tenían que probar lo típico, no lo del restaurante donde vendían hamburguesas, pizzas, pastas y carnes al muy estilo gringo, sino lo típico de Chile: una empanada de pino para cada uno con una copa de vino tinto.

“Nos encanta Chile, no nos queremos ir, estamos muy felices acá”, dicen entre risas y se miran.
Jorge es arquitecto y Clariña diseñadora de ropa. Dicen que siempre les ha gustado viajar, les sirve para crecer y para enfrentarse a nuevos desafíos juntos.
Chile siempre estuvo entre sus opciones, querían conocer de a poco los países más cercanos para luego abrirse al mundo.

A pesar de comerse la empanada con gusto, usan sus cubiertos para hacerlo, nadie les enseñó que la empanada chilena se como con las manos.
Después del postre la pareja de al lado nuevamente los ayuda, ahora con la foto del recuerdo: los dos comiendo juntos en su quinto día en Chile.

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